lunes, 28 de noviembre de 2016

Cada día a la misma hora

Se miraban a diario con esos ojos. Esos ojos que intentan lanzar mensajes a medias. Esos ojos que dicen "quiero besarte" y "tiemblo cada vez que hablamos" al mismo tiempo.

Se echaban miradas furtivas por los pasillos, levantado la cabeza tímidos cada vez que se cruzaban.

Ella fumaba solitaria, cada día a la misma hora, él empezó a querer salir a tomar el aire, cada día a la misma hora. Se sentaban y charlaban, cada día a la misma hora.

Simplemente se sentaban y charlaban.

Si el no llegaba puntual ella encendía otro cigarro y esperaba a que apareciera.

Él se escondía todos los días detrás de la puerta esperando a que ella saliese.

Se miraban, se buscaban, reían, hablaban de todo y de nada. Y para ellos con eso era más que suficiente.